lunes, 7 de marzo de 2011

EL ARTE COMO CATARSIS

     Dice Antonin Artaud en "Van Gogh: el suicidado de la sociedad.": "Nunca nadie ha escrito o pintado, esculpido, modelado, construido, inventado, sino para salir realmente del infierno."
     Estas palabras del poeta no hacen sino confirmar lo dicho por Aristóteles, filósofo griego del s. IV a. de C. y que lo expusiera en su Poética, obra dedicada al arte, expresión del hombre en cuanto tal, que había sido descalificada por su maestro, Platón.
     Nosotros estamos convencidos que el arte cumple con esta misión, en tanto se ofrece como el espacio donde el hombre puede desplegar sus miedos, fantasmas, lo más temido y lo más deleitable.
     El arte, ofrece al hombre un lenguaje diferente, no ya el de la recta razón lógica, sino el de la emoción, los sentimientos, las pasiones, motivo por el cual, es en ese ámbito donde el hombre puede mostrar y sentir todo aquello que pareciera alejarlo de su esencia de racionalidad, puesto al haber definido al hombre como animal racional, parece que hemos descuidado ese otro costado, humano también, que es lo emotivo, lo irracional.
     Nosotros afirmamos que el arte, es el espacio de expresión de este aspecto del hombre y que este aspecto, muchas veces es doloroso e incomprensible pues no juega los juegos de la razón, sus reglas son otras, motivo por el cual permite expresar lo que en lenguaje racional sería imposible comprender.
     Este es el motivo que nos lleva a afirmar que a través del arte el hombre puede expresar lo más temido y hasta lo más doloroso de expresar.
     Como dice Novalis: " Si tuviésemos una fantástica, como hay una lógica, se habría descubierto el arte de inventar."
     En unas palabras, el arte hace posible al hombre desplegar esa dimensión a veces silenciada, a veces olvidada, o no reconocida, pero tan constitutiva y esencial como lo es la razón, es nuestro deber rescatarla y otorgarle el estatus que se merece.
     Tomo prestadas unas palabras de María Martoccia y Javier Gutiérrez, que dicen :"... el ser humano sufre. Su dolencia es de otra categoría que la del animal herido, atacado o enfermo. El ser humano padece en el cuerpo las heridas de un sufrimiento existencial. A la vez, sufre en la existencia los avatares propios de tener un cuerpo: la enfermedad, el accidente, la decadencia."
      Decimos entonces, que el hombre sufra no constituye ninguna novedad  pero sí que lo muestre, lo proclame y que lo transforme en experiencia estética, tal vez sea esto lo que más incomode o intrigue, pues estamos habituados a identificar poesía con belleza y belleza con plenitud, completud, totalidad, sin dejar margen para hacer una experiencia de lo bello con la ausencia, la carencia, el dolor, la falta, tal vez porque eso nos enfrenta a nuestra verdadera naturaleza, incompleta, finita, perecedera, mortal.
     Precisamente, nos atreveríamos a decir que el arte es el espacio posible que tiene el hombre para hacer habitable una existencia más cercana al absurdo que al sentido, al dolor que al placer.
     El arte, es la manera de convertir el dolor en placer, como un mago que cura y salva.
     Sin el arte el hombre está condenado a una existencia incomprensible, dolorosa e incomunicable, clausurada en sus propias y oscuras paredes.
      Comunicar el dolor, puede transformarse en una experiencia placentera sólo si se puede hacer con él algo distinto y utilizable por otro ser capaz de descubrir en él, algo común.
     Escribir, pintar, esculpir, puede ser una experiencia que ayude a permanecer, una forma de superar la derrota, de no darse por vencido en la pelea por la vida.
     En definitiva, una forma de no claudicar.

 Susana Correa



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